Barakaldo 0 - Alavés 1: Cosas normales para empezar

Notas de Fidel Gómez

Hacía años que no iba a Barakaldo a ver al Glorioso, y lo primero que me ha llamado la atención ha sido el nuevo Lasesarre. Moderno, totalmente urbanizado el entorno... nada que ver con el viejo campo en el que forjamos una rivalidad que recibimos y contribuimos después a mantener.

Se respira fútbol y, en ese contexto, se agradece escuchar en la megafonía el YNWA, ese himno del fútbol mundial que nos acompañó en nuestro mejor día deportivo hace ya diez años, y que también nos ha acompañado en esta primera victoria de la temporada.

Ha sido mi primer contacto con el Glorioso 12/13, y sin ser para entusiasmar, sí que he visto cosas que me han gustado, cosas normales, pero que no siempre suceden. Por ejemplo, que el primer díal, el equipo puntero y que se supone favorito le gana al equipo recién ascendido. Que el equipo favorito no comete errores que le dejan en inferioridad. Que el equipo recién ascendido, y que juega en casa, con chavales jóvenes, tiene alguno que sí que mete la pata y le acaban echando antes de tiempo. Que el equipo en superioridad lo aprovecha para hacerse con el partido.

También es normal que el partido no haya sido bueno, que no haya habido ritmo, que el Alavés, con nueve caras nuevas en el once titular, esté verde como equipo. El gol ha llegado de la única jugada rápida bien trenzada por parte albiazul, con pase al primer toque a Oscar Rubio, centro de éste que recoge Negredo y, ante el portero, cede a Luismi, que anota. Suficiente para empezar ganando, algo necesario para un equipo que tiene que estar arriba.

Por desgracia para el fútbol, también es normal que un partido como este en agosto haya tenido una entrada muy pobre. Agosto es mes para torneos veraniegos, no para fútbol serio. Pensar en lo que hubiese podido ser este partido dentro de un par de semanas, con la vida a velocidad de crucero...

El caso es que empezamos la temporada con todos los tics de un equipo nuevo, pero ganando, lo cual siempre es bueno. Y en casa del Barakaldo, lo cual siempre es agradable.